jueves, 31 de octubre de 2019

JUEVES 31 DE OCTUBRE

En esta sesión de nuevo, trabajamos por parejas, en primer lugar para terminar  el cuento y una vez listo para empezar con su elaboración ya fuese en formato digital, papel, audiolibro…

Blanca y yo decidimos que la manera por la cual podíamos sacarle más partido al cuento era realizarlo usando como soporte la herramienta Power Point. Hicimos una lluvia de ideas en la cual fuimos exponiendo aquellos aspectos que teníamos claro cómo íbamos a trabajarlos y aquellos otros a los cuales aún había que darle algunas vueltas para ver cómo podía hacerse. Una vez todo claro y organizado empezamos a trabajar en la elaboración del cuento en formato digital. Usamos imágenes de internet y algunos gifts e ilustraciones para animar nuestro cuento. Al finalizar la clase, tuvimos que crear un archivo en drive y seguir trabajando por dicho medio por la imposibilidad de seguir trabajando juntas por la distancia que hay entre los domicilios de cada una y un fin de semana de por medio.

jueves, 24 de octubre de 2019

JUEVES 24 DE OCTUBRE

En esta sesión, trabajamos utilizando todo el espacio clase. Hicimos actividades relacionadas con el teatro, la mímica… Todo ello se hizo a modo de entrenamiento/calentamiento para posteriormente escenificar por parejas el cuento que habíamos realizado. Resulta complicado iniciar este tipo de sesiones por el tema de la vergüenza, pudor que podemos sentir al tener que hacer cierto tipo de actividades con compañeros/as que apenas conocemos pero después resultan realmente interesantes y divertidas. Se puede expresar y comunicar mucho sin ni siquiera hablar. Se extrae mucho aprendizaje y nos damos cuenta que podemos hacer cosas que ni si quiera imaginábamos.



jueves, 17 de octubre de 2019

JUEVES 17 DE OCTUBRE

Para esta sesión tuvimos la suerte de contar con la presencia en clase de un fantástico cuentacuentos; John Ardila. Resultó ser una clase súper dinámica y renovadora de energía por su manera de ser y de contar cuentos. Además, trajo consigo un gran recopilatorio de  material que nos encantó a todos y con el cual nos mantuvo enganchados el tiempo que duró la clase.

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Durante la sesión pudimos ver y manipular diferentes tipos de cuentos. Me resultó asombroso como existe una literatura infantil tan rica y variada y como algunos ejemplares son capaces de contar tanto sin ni si quiera incluir texto.


      

 

 



          






jueves, 10 de octubre de 2019

JUEVES 10 DE OCTUBRE


En primer lugar, de manera individual, realizamos un ejercicio en el cual tuvimos que cerrar los ojos y con una serie de pautas que la profesora nos fue dando tuvimos que hacer un ejercicio de observación/recuerdo de una vivencia pasada concreta. Teníamos que traer a la mente la primera historia/cuento que alguien nos hubiese contado, ya hubiera sido en nuestra infancia o durante otro periodo pero debíamos intentar rescatar el recuerdo más lejano. Una vez realizado este ejercicio, tuvimos que redactar por escrito todo lo que recordáramos de esa historia, de quién nos la contaba y de los sentimientos y emociones que hayamos recordado tras hacer el ejercicio de introspección. Algunos de mis compañeros compartieron en voz alta con el resto de la clase lo redactado y fue un momento muy emotivo y tierno. 

El cuento que yo traje a la mente fue  “El pequeño Carlos”; la persona que me contaba esta historia era mi madre. Es una persona cariñosa con la voz muy dulce. Recuerdo que cuando me contaba este cuento, hacía uso de diferentes voces para interpretar y asemejarse lo máximo posible a los personajes del cuento. Hacía gestos y simulaba acciones y emociones. También recuerdo que me lo contaba muy a menudo, casi siempre en mi cuarto antes de dormir pero siempre lo hacía de una manera diferente. Me lo contaba tantas veces como yo se lo pedía hasta que me hice más mayor y pude leerlo por mi misma. El cuento me divertía mucho ya que contaba la historia de la vida de mi hermano, describe como jugaba, con quién y de qué forma lo hacía. Durante la narración del cuento, me gustaba hacerle preguntas y que ella me las contestara. Este recuerdo fue el primero que me vino a la mente porque es un cuento que he leído muchas veces con mi madre y ella es una persona a la que quiero muchísimo. Ver el cuento en la actualidad me transporta al pasado  me hace recordar bonitos momentos de mi infancia.

Resultado de imagen de mama contando un cuento


A colación de todo esto, la dinámica continuó con la elección de una palabra que nos evocara todo lo que hemos recordado/experimentado. Cada uno de nosotros tuvimos que elegir una palabra y la profesora fue escribiéndolas en la pizarra de manera que no podíamos repetir; la palabra elegida en mi caso fue “apego”. Una vez dichas las palabras, nos tuvimos que poner en parejas para diseñar un cuento  a raíz de las palabras que habíamos dicho cada integrante de la pareja. 

La palabra de mi compañera Blanca Vaz-serra fue “agusto”, la mia “apego” y el resultado fue el siguiente:


“Me siento agusto y apegada a ti”

Nunca había sido consciente de todo lo que mi madre hacía por mí hasta que me hice mayor…Cuando entré en infantil es un recuerdo que tengo muy difuso ya que apenas tenía cuatro añitos. Mi madre por las mañanas siempre me levantaba con mi canción favorita de cuna y con un beso de buenos días. Recuerdo que mi desayuno favorito era un colacao calentito, unos croissants y pan que mi padre traía recién hecho. Cuando terminaba, mi madre me vestía con el babi y me hacía mi peinado favorito (dos coletitas con pompones), luego nos ibamos andando al cole. Al llegar al cole siempre me ponía a llorar y era su abrazo el que me ayudaba a tranquilizarme y entrar feliz con mis amigas.

  • ¡Buenos días chicos! decía la profesora todas las mañanas a lo que nosotros respondíamos con una animada respuesta.

Cuando era la hora del recreo la maestra nos daba el desayuno de mediodía que nuestros padres habían preparado para que nos lo comiésemos. Recuerdo que un día mi amiga María no tenía desayuno y se puso a llorar, al parecer su madre trabajaba desde muy temprano y no le dio tiempo a prepararle su comida.

  • Chicas, estaría bien que compartáis vuestro desayuno con María ella no tiene la suerte de que su familia le prepare su comida (nos comentó la profesora durante el recreo.)

Recuerdo con mucha felicidad el momento en el que mi mamá me recogía del colegio. Después de comer nos sentábamos a ver dibujos animados hasta las cinco de la tarde, después bajábamos al parque a jugar con mis amigas del cole, era lo que más me gustaba del día. Por la noche, mi madre me daba un baño con mis patitos favoritos Luna y Mimi, me secaba el pelo con la toalla y me sentaba a cenar mientras veía un rato la tele. A la hora de dormir mi mamá me contaba un cuento que nunca sabía el final porque siempre acababa durmiéndome antes.  

En los primeros cursos de primaria, seguíamos la misma rutina que en infantil solo que en vez de ver tantos dibujos por las tardes me ponía a hacer lo deberes o trabajos que me mandaban. Aun así, recuerdo que al final siempre había tiempo para salir a jugar un rato, siempre acompañada de mi madre que no dejaba de estar pendiente de que no me hiciera daño y de que disfrutara del juego con mis amigas. Cuando llegué a sexto de primaria todo cambió un poco ya que mi madre dejó de hacerme las meriendas para salir a jugar, casi siempre me las tenía que preparar yo. Algunas veces ella me ayudaba y otras dejaba la responsabilidad de mi comida a mi cargo y eso no me gustaba porque había veces que no merendaba porque se me olvidaba prepararlo o no tenía ganas. Me sentía muy molesta cuando me enteraba que a algunas de mis amigas sus madres aun le seguían preparando la merienda.


  • ¿Y tu merienda? - me preguntó Marcos.
  • No la he traído se me ha olvidado - contesté tímida.
  • ¿A tus padres se le ha olvidado dártela?
  • No, es que mi madre me ha dicho que empiece a hacérmela yo y así podré ser una niña mayor y responsable, dije.
  • No te sientas mal si tu madre ha decidido eso lo habrá hecho por tu bien seguro. Toma un poco de mi merienda y no te preocupes más.
Nunca lo había pensado pero a lo mejor los pequeños cambios que hacía mi madre eran por mi bien para que poco a poco fuera convirtiéndome en una niña mayor y autónoma. Yo siempre afrontaba estos cambios con lágrimas y rabietas. Al entrar en la ESO, mi madre dejó de despertarme por las mañanas porque decía que ya era mayor y que podía hacerlo sola. Caminaba sola hasta el instituto por las mañanas y había días que me costaba un poco más ya fuera por la lluvia en invierno o por el molesto sol en verano.  Cuando volvía a casa, siempre me esperaba mi madre con un plato caliente en caso de que hiciese frío o con un plato fresquito y liviano si hacía calor. 

Si bien es verdad es que fue un época en la que tenía cambios de humor repentinos y bruscos y muchas veces respondía muy mal a mi madre porque no estaba pendiente de mí o al menos eso sentía yo. Por esta misma razón me enfada con ella incluso varias veces en semana. Durante esos enfados, estábamos sin hablarnos por unas horas aunque al final nos arregláramos pero yo siempre intentaba hacerme la dura el mayor tiempo posible. Jamás me senté a pensar que quizás esas peleas le afectaban a ella mucho más que a mí porque en realidad todo lo que me decía era por mi bien. Por las tardes, siempre me ayudaba con los deberes y me hacía esquemas para entender el tema, esto lo valoraba mucho y casi siempre me ayudaba a aprobar y a memorizar más rápido de este aspecto siguió encima de mí y eso me reforzaba a seguir estudiando.

En bachillerato, mi madre seguía sin despertarme por las mañanas, tampoco me llevaba al instituto y por su trabajo, a veces me tocaba calentar la comida que ella había preparado. Los cambios de humor que tenía se veían más reforzados cuando se acercaba la época de exámenes y cuando los suspendía lo pagaba con mi madre. Quizás me comportaba así porque no me ayudaba a estudiar, ahora entiendo que es porque no podía. Solo me preguntaba cada tarde como iba a organizarme y yo siempre le contestaba que eso era algo que a ella no le importaba.  Este tipo de respuestas sé que a ella le rompían el corazón pero en ese momento era lo que sentía. Aun así, cuando tenía problemas con mis amigas ella siempre estaba ahí para apoyarme y hacerme sentir mejor eso nunca se lo reproché ni se lo reprocharé. Ningún abrazo que pudiera darme nadie ni siquiera el de una amiga iba a ser mejor que el de mi madre. Aún recuerdo la fiesta sorpresa que me preparó cuando terminé mi etapa de bachillerato, eso me hizo sentir muy afortunada y me ayudó a abrir los ojos para darme cuenta de que ella en realidad me conocía más de lo que yo me imaginaba.  

Hoy tengo 20 años, por estudios, no vivo en casa. Tuve que cambiar de ciudad por la carrera que elegí. Tuve que buscar un piso de estudiantes con personas desconocidas; al principio fue muy duro porque no las conocía. Tampoco sabía cocinar porque nunca había escuchado a mi madre cuando pretendía enseñarme. En lo referente a las tareas domésticas, tampoco sabía cómo afrontarlas porque en su momento no hice caso a mi madre cuando quiso enseñarme. Ella viene a verme todos los fines de semana aunque pronto se tiene que ir porque tiene que trabajar. Ahora cuando estoy con ella valoro mucho más el tiempo que pasamos juntas, intento evitar conflictos con ella y nos reímos como hacíamos cuando era más pequeña. 

Ahora es cuando valoro lo mucho que la quiero y lo mucho que la necesito.

jueves, 3 de octubre de 2019

JUEVES 3 DE OCTUBRE


Para esta sesión dividimos la clase en pequeños grupos de 3-4 personas de manera aleatoria. La profesora nos facilitó una serie de documentos sobre los cuales teníamos que deducir reglas de ortografía en base a la información que aparecía en los documentos; en nuestro caso tuvimos que averiguar las reglas fonológicas. 


Al ser un grupo de trabajo formado por personas que aun no nos conocíamos el inicio de la actividad fue un poco lenta y sin tener muy claro qué hacer ni cómo hacerlo. Poco a poco fuimos trabajando sobre las reglas fonológicas teniendo en cuenta la opinión de cada uno de los integrantes del grupo hasta llegar a un consenso y realizar la actividad final que fue la creación de una estrofa con sentido y musicalidad en la cual se incluyera alguna de las reglas/normas trabajadas. Para esta labor se nos dio tiempo de trabajo autónomo en grupo y al finalizar tuvimos que exponer ante el resto de la clase la creación así como la explicación de todo lo debatido en el grupo. Para la exposición, leímos la creación en voz alta ante el resto de la clase, todos a una. 


jarra, carro y  zorro
se escribe con dos r,
cara, caro y poro,
se escribe con una r,
corre corre, que si no, 
no se aprende. 

Considero que utilizar un verso o una estrofa con musicalidad es una manera muy sencilla de aprender y memorizar reglas de ortografía. Al igual que nos sabemos miles de canciones podemos memorizar cada una de las reglas de ortografía de esta misma forma.

JUEVES 5 DE DICIEMBRE

Para la sesión de hoy, se ha representado el poema “una mirada fugaz”. Se ha comenzado la sesión realizando una dinámica guiada en la ...